El 17 de octubre de 1755, Fernando VII ordenó la creación del Real Jardín Botánico de Madrid, que se instaló en la Huerta de Migas calientes, en las inmediaciones de lo que hoy se denomina Puerta de Hierro, a orillas del río Manzanares. Contaba con más de 2000 plantas, recogidas por José Quer, botánico y cirujano, en sus numerosos viajes por la Península u obtenidas por intercambio con otros botánicos europeos.
A partir de 1774, Carlos III dio instrucciones para su traslado al actual emplazamiento del paseo del Prado, donde se inaugura en 1781. Sabatini(arquitecto del rey) y Juan de Villanueva al que debemos el Museo del Prado, el Observatorio Astronómico, y otras obras, se hicieron cargo del proyecto.
En esos años se construyeron las tres terrazas escalonadas, se ordenaron las plantas según el método del Linneo y se construyeron también la verja que rodea el jardín, los emparrados y el invernáculo llamado Pabellón Villanueva.
Desde su creación, en el Real Jardín Botánico se desarrolló la enseñanza de la Botánica, se auspiciaron expediciones a América y al Pacífico, se encargaron los dibujos de grandes colecciones de láminas de plantas y se acopiaron importantes herbarios que sirvieron de base para describir nuevas especies para la Ciencia.
En 1808, la Guerra de la Independencia trajo al Jardín años de abandono y tristeza, en los que son destacables los esfuerzos de Mariano de la Gasca por mantenerlo dentro de las corrientes científicas europeas.
En 1857, siendo Mariano de la Paz Graells director del Real Jardín, se realizaron reformas importantes que aún perduran.
En 1882 se segregan dos hectáreas para construir el edificio que actualmente ocupa el Ministerio de Agricultura, con lo que su superficie queda ya reducida a las ocho hectáreas actuales.En 1886, un ciclón derribó en su recinto 564 árboles de gran valor.
En 1939, el Real Jardín Botánico pasa a depender del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En 1942 es declarado Jardín Artístico. En 1974, tras décadas de penuria y abandono, fue cerrado al público para abordar profundas obras de restauración, que acabaron devolviéndole su estilo original. En 1981 fueron inauguradas las reformas por los Reyes de España. En 1993 los Reyes inauguraron el moderno invernadero de exhibición.
Alba Jimena Gómez 6º A
C.E.I.P. Hernán Cortés.
Madrid

En la parte más alta del lomo, dominando el pueblo, estaba situado un castro. Por los numerosos hallazgos arqueológicos debió estar habitado hasta la romanización del territorio. Existen aún, al pie del mismo, por su lado Oeste, dos fuentes. Serían necesarias unas excavaciones por personal especializado para concretar da-tos científicos del mismo. Al menos sabemos que Guijuelo es anterior a los romanos y que estuvo asentado en la parte alta. Las dos fuentes que antes indicábamos sin duda surtirían a los escasos habitantes que tendría en sus comienzos.
Después de la conquista romana de la zona, el pueblo se trasladó al valle de Santa María. Se desconocen los motivos que indujeron a este cambio de la población, pero bien puede suponerse que en el valle estaban más protegidos del rigor de los vientos. Otra razón puede ser la búsqueda de agua; en el valle había un arroyo donde podían abrevar sus ganados.
El cementerio estaba situado en el Teso de
El pueblo no desaparece con la llegada de los moros pues el cementerio continuó utilizándose después de la reconquista. Los árabes debieron pasar de largo por estas tierras porque no dejaron ningún vestigio. Posiblemente no soportaban el clima tan frío, ellos que procedían de terreno más cálido.
En su ocupación los moriscos se limitaron a tener guarniciones en los núcleos de población fortificados, al norte de la sierra de Gredos y Béjar, a partir de las batallas de Simancas y Alhándiga (939), siendo únicamente poblada por un escaso número de mozárabes, hasta la repoblación que hizo don Ramón de Borgoña en 1.100.
Después de la repoblación de la zona por don Ramón de Borgoña, Guijuelo pasó a formar parte del Concejo de Salvatierra, que primeramente tenía autonomía propia y luego fue señorío de Infantes e hijos de Infantes.
Durante el reinado de Fernando II de León, fue zona insegura por formar frontera con Castilla al haber dividido el reino Alfonso VII entre sus hijos, dejando a Fernando, León y Sancho, Castilla. Como Guijuelo era el extremo de Salvatierra (y por tanto del reino de León) que se metía en Castilla, fue escena de luchas fronterizas, por ser tanto Cespedosa como Fuentes de Béjar castellanos, como también lo era Guijo de Avila.
Guijo de Avila y Cespedosa pertenecían al Concejo de Avila y Fuentes de Béjar al de Béjar.
Por los años 1.180 se dió en las proximidades de Salvatierra una batalla entre tropas reales de esa Villa y otras de Avila mandados por Nuño Rabia, caballero que había sido de uno de los jefes de las «Mesnadas avilesinas» en la conquista de Cuenca. Derrotados los castellanos, a su jefe le fue cortada la cabeza como escarmiento. La unificación de los reinos castellanos y leoneses terminó con estas luchas en el reino de Fernando III, el Santo.
Por los anteriores al 1117 esta zona sufrió una gran despoblación por las guerras fronterizas. En el año citado fue repoblada por Alfonso IX, que sucedió en el trono a Fernando II siendo los nuevos pobladores riojanos, aragoneses y navarros.
En aquella época se amurallaron Salvatierra y Monleón (pueblos próximos) y se construyó una torre en el Pico Monreal (a unos
Guijuelo no tuvo ninguna fortificación, bien porque carecía de interés o porque su situación elevada la hacía innecesaria.
El río- Tormes, en su paso por Guijuelo tiene unas profundidades a manera de pozos donde nunca falta el agua, incluso en los veranos de sequía; allí parece ser que existe un manantial que las gentes llaman el «Charco del moro». Se desconoce el motivo de esta denominación, pero parece indicar que algún moro (Cabecilla tal vez) fue arrojado al Charco y de ahí le viene el nombre. Podrían suponerse muchas fábulas, lo cierto es que el nombre de moro indica que los árabes rondaron por aquí aunque fuera por poco tiempo.
El señorío de Salvatierra, del que antes hemos hablado, pasó al Duque de Alba en el año 1.429, por donación del rey don Juan II, quedando desde entonces vinculado a esa Casa Ducal hasta su desaparición.
(1430-1575) Se construye
Gran pérdida de vidas humanas Guijuelo tuvo que sufrir con la guerra de
Hay noticias del paso de la «Francesada», que arrasaba a su paso cuanto hallaba.
Cuenta la tradición que como los franceses abusaban de las jóvenes bonitas, el cura-párroco para protegerlas, las ocultaba en un pequeño desván que existía sobre la iglesia parroquial. Al parecer vivían en aquel entonces dos hembras famosas por su presencia, «las hermanas Gallardas», que dejaron buena memoria.
De los saqueos que hacían las tropas, se tienen noticias curiosas, como la del péndulo que usaban para detectar el lugar donde se ocultaban las monedas de oro y plata que circulaban entonces. Al parecer el citado péndulo era una bola de metal que tiraban en el suelo para que rodara y se parara en el lugar donde había monedas.
Parece ser la primitiva versión del péndulo magnético que actualmente se utiliza para buscar minerales y agua. Posiblemente, para librarse del aparatito mágico, algunos ocultaron sus monedas en lo alto de las chimeneas donde los soldados no podían utilizar la bolita.
En Campillo (Anejo), al derribar una casa a principios del presente siglo, aparecieron monedas de aquella época, precisamente en el muro de la chimenea.También se sabe que en lo alto de las casas hacían un pequeño desván que cubrían con adobes (hechos de barro y paja) y allí ocultaban el trigo.
En el libro de cuentas de la parroquia, en las páginas correspondientes al año 1.809, se encuentra la siguiente anotación:
«Por orden del Excelentísimo señor Capitán de Castilla
Para ser reconocido por éste, y lo firma en Guijuelo a 12 de julio de 1809. Firma: Antonio González Benito».
Esta recogida de plata de las iglesias fue ordenada para contribuir a los gastos de la guerra contra los franceses. No incluían los vasos sagrados (Cálices y Copones).
Para darse cuenta del valor de los objetos de plata por aquellos años, diremos que un copón de dicho metal que compró la iglesia en el año 1.813, costó 855 reales, una concha de plata para bautizar 61, unas ánforas de plata para los Santos Oleos 241 un porta viático 41.
Una nota del libro de cuentas dice: «Los franceses llegaron a este lugar y sequearon el grano de la iglesia sin dejar nada. Respecto al centeno lo embargó la justicia para los franceses». Era el año 1.811.
Los franceses demolieron el edificio de
En el libro de Difuntos de la parroquia de aquellos aflos se lee: «En noviembre de este año de 1819 se comunicó a este pueblo una real cédula, en la que se previene que en todo testamento se haya de dejar una manda forzosa de 12 reales para dotación de viudas, huérfanos y parientes, de los que perecieron en la guerra pasada que hizo España contra los franceses que invadieron sus suelos».
1863 , primera noticia de la guardia Civil en Guijuelo.
En 1908 se constituyó
Guijuelo adquiere la categoría de Villa en 1909, valiéndose de la intervención del Bejarano D. Antonio Alleros que era Diputado en Cortes.
En 1921 se fundó un centro de segunda enseñanza cuya denominación era: «Academia Cervantes».
Años 30 Construcción Colegio Público «Filiberto Villalobos»
En el año 1931 se crea «La Academia Comercial»
En el año 1951 un grupo de religiosas del «Amor de Dios» fundó un Colegio de 2a Enseñanza.
1953 La colocación de la primera piedra de la Iglesia Actual el día 12 de julio del mismo año.
Aprobado el escudo heráldico de Guijuelo, por Decreto del Ministerio de
SUCESO HISTORICO
En el año 1967 una terrible catástrofe asoló al pueblo.
Eran las ocho de la tarde del día 15 de agosto, primer día de Fiesta. Los aficionados a los toros estaban en la plaza esperando que el espada diera muerte al último de la tarde. El torero no tuvo suerte y la faena se prolongó.
En esos momentos, precisamente, una explosión re-sonó en
La explosión fue debida a una sustancia química «bobolina», de alto poder explosivo que se había vertido en las bodegas del edificio para la conservación de jamones Y paletillas. Se ignoraba el peligro que dicho producto entrañaba.
El día 11 de enero de 1968 se aprueba la construccion de la Biblioteca
En el curso 1975-76 comienza a funcionar el Instituto de Bachillerato Mixto.
1977 se puso en funcionamiento el segundo colegio del pueblo, el Colegio Mixto Comarcal
1982 se inaugura el Colegio Público «Miguel de Cervantes» inaugurado en el curso 1982-83.

Castro del Río es una villa situada al sureste de la provincia de Córdoba, en la campiña. Dista 42 kilómetros de la capital y tiene una altitud de 236 metros sobre el nivel del mar. La superficie de su término municipal es de 218,8 kilómetros cuadrados, y su población es de 8.083 habitantes.
Enclavado su término en la campiña, por su localización sur-oriental participa junto con Espejo y Baena de una caracterización geográfica muy específica, hasta el punto de poder hablar, como una subcomarca de la periferia meridional campiñesa. La originalidad le viene de la presencia en la zona sur del término, de formaciones bien distintas a las del conjunto campiñés.
Podemos encontrar materiales del mioceno o triásicos, sacados a la luz por la erosión del río Guadajoz.
Se trata de una masa heterogénea que procedente de las Béticas, se ha deslizado hasta esta zona. Esta diversidad litológica no supone un cambio radical en el relieve, pero introduce variantes que pueden romper la monotonía de las formas de la Campiña e introduce líneas más vigorosas, mayores pendientes, abundancia de barranqueras, cárcavas, etcétera.
A su vez, esta diferenciación suele tener repercusiones económicas, pues los suelos formados sobre los materiales anteriormente descritos, en presencia de calizas, yesos, que suelen ser pobres y se orientan fundamentalmente al olivar, en el que los suelos creados en sustrato mioceno optan por la tierra calma y el olivar.
En lo que se refiere al clima, Castro del Río no presenta rasgos específicos diferenciados del resto de la campiña, y se mantiene la constante mediterránea de veranos bastante calurosos, inviernos templados-fríos y una pluviosidad media entre 500-550 milímetros, todo ello en el marco de cierta continentalización, producto del relativo alejamiento del mar.
Aunque las lluvias, no demasiado abundantes, difícilmente pueden modificar las condiciones agrarias de Castro respecto de su entorno, sin embargo, sí que puede hacerlo su hidrografía, pues la presencia del Guadajoz, cruzando de este a oeste el término, en su camino hacia el Guadalquivir, determina la presencia de zonas irrigadas que superficialmente suponen una envergadura mayor a la habitual en la campiña.
La actividad agraria en conjunto, supone el medio de vida predominante para la población, muy por encima del sector industrial o de servicios.